De lo más interesante que se ha visto en
el barrio Fotosíntesis es el material de Bani Velásquez (Ban Vel en facebook, y
así lo seguiremos llamando a lo largo de este texto). Fotos suyas y humanas, en
humanos blanco y negro –aunque también las tiene a color– que captan nuestro
entorno urbano, con su alegría y sufrimiento, tan actual y tan eterno. La urbe
guatemalteca es concretamente de Ban Vel, que la va retratando por medio de una
amalgama de tipo documental, fotoperiodismo y fotografía street, para la cual
es muy dotado.
Lo curioso siendo que Ban Vel es del
Petén, demostrando así que la mejor mirada del Centro es a veces la de aquel
que viene de la Periferia. Es así como la Periferia conquistara, fagocitara el
Centro. Aunque también se puede levantar otra lectura y decir que el Centro se
alimenta de la Periferia, utilizando e integrando la energía creativa de esta
para autoperpetuarse, para elongar su narrativa inagotable. Y así la Periferia
pasa a ser, en un movimiento íntimo de lealtad, del Centro.
Escogí esta foto específica de Ban Vel
para la presente edición de Fotosíntesis pero pude escoger cualquiera de
verdad. Es así de bueno. En ese sentido me gustaría decir alguito de su
portafolio en su totalidad, el de Flickr, que encuentran en la siguiente
dirección: www.flickr.com/banivelasquez.
Este portafolio de fotos está volcado en
buena parte a la experiencia de la capital (especialmente la Zona 1). Esta capital
nuestra que es una flor pantagruélica, con sus criaturas derrelictas –humanos,
chuchos– y sus manifestaciones arquitectónicas y objetuales. Esta capital
impersonal pero a la vez profundamente íntima que se acuerda y no se acuerda de
nosotros. Ban Vel ha estudiado o estudia ciencias de la comunicación, nos ha
dicho, pero viendo su cuerpo de fotos uno sabe que es sobre todo un estudiante e
investigador –uno muy competente– de nuestro delirante y devorante y vibratorio
landscape metropolitano y público.
¿Qué le atrae tanto del mismo, qué es lo
que le muerde al respecto? Lo único por decir es que hay esa convicción, hay
esa filosofía, hay ese estilo, hay esa axial compromiso, hay esa voluntad de
sentir el misterio irrecusable y social de la calle, que se refracta en
numerosos registros y matices, y así es como Ban Vel consigue no repetirse, no
clonar dos instantes fotográficos. Ban Vel es excelente para capturar
intervalos mágicos en la escenografía más cotidiana, muy bueno para extraer lo
sugestivo del pabellón de la habitualidad.
La habitualidad en su ocio y en su
oficio, en su plenitud y en su abandono, en su soledad y en su familia, en su
humor y en su indignación, en su barroquismo y en su simpleza, en su
uniformidad y en su diferencia, en su día y en su noche, en su mineralidad y en
su vértigo.
Mientras tanto, un hombre avanza en
bicicleta, sobre el acero manchado de la calle, bajo la luz de los postes
fríos.
(Fotosíntesis publicada el 13 de febrero
de 2015 en Contrapoder.)
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