Foto:
Jorge Baldetti
La foto la tomó nuestro amigo Jorge
Baldetti, a quien conocemos desde algún tiempo. ¿No estuvimos hablando con
Baldetti en el Establo de la Reforma, hace un buen puñado de años, de Jeff Buckley,
uno de sus ídolos?
Más lo he conocido en años recientes,
pues Baldetti ha venido tocado ocasionalmente con mi mujer, la Armas. Es músico
respetado de nuestro país, ha formado parte de un momento mítico de nuestro
rock nacional, con bandas como Viernes Verde y Fábulas Áticas. Nos sigue
rindiendo su declarada creatividad.
Lo aprecio por su integridad y fervor crítico,
su constancia y espíritu chambeador, su entrega y fidelidad, su humor y también
por su sensibilidad, así la humana como artística: Jorge Baldetti es guitarrista
obsesivo y sutil, de oído fino y educado.
Aparte, de vez en cuando toma fotos y
las sube a su Instagram, cuya dirección es instagram.com/jorgeddb.
Esta foto es de su autoría y es de
Xicabal, y la preferí, habiendo otras suyas sugestivas, por razones personales:
fue en Xicabal donde mi mujer y este servidor decidimos que nos íbamos a casar.
Caminando en el senderillo que rodea al cráter, nos sentamos a descansar, ella
y yo, y dijimos, en un arranque de lucidez, de felicidad: “y bueno, ¿por qué no
nos casamos?”.
Y fue exactamente lo que hicimos.
Así pues, el volcán y la laguna de
Xicabal –ojo verdísimo viendo el cielo azul– tienen ese significado íntimo para
mí.
Pero además es un lugar que respeto por
su fuerza maya y comunal. Y asimismo por ser falansterio ecológico de árboles
nubosos y vegetaciones núbiles, humedades amanecidas, su poder elemental, sol
quemante, agua sagrada, tierra viva, niebla en gestación. ¡Hay que ver esas brumas
místicas, en donde el mundo se desvanece y se abre a otro mundo! Y es que otro
aspecto es el de sus contenidos sagrados, circularidad mágica, sus signos religiosos
de uno y otro signo, ofrendas, flores, cruces, altares.
Es bueno dedicarle una Fotosíntesis a
este lugar increíble, sobre todo para incitar e invitar a aquellos que no han
ido a que vayan y visiten. Ni siquiera es tan difícil llegar, está muy cerca de
Xela, en San Martín Chile Verde. Ya estando allí el recorrido es muy fácil, el
ascenso sencillo.
La foto nos muestra una escalera, en perfecto punto
de fuga, hacia la tierra yendo, cientos de escalones. Además nos da un
niño, y un niño de veras tiene que ser, pues tiene que ser la inocencia la que
baje a la inocencia de la tierra.
Nuestros niños, que se pierden
continuamente en el mundo de los cómics y los videojuegos, de vez en cuando necesitan
perderse también en el misterio vegetal de Xicabal.
No vamos a sobrevivir el reto del tiempo
y el espacio, el tremendo desgaste de la existencia condicionada, si no
peregrinamos a lugares mágicos y sagrados de vez en cuando, y Xicabal es uno de
ellos.
(Fotosíntesis
publicada el 30 de enero de 2015 en Contrapoder.)
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