Foto:
“El Cadejo”
Jose
Manuel del Busto
La imagen elegida para este Fotosíntesis
retrata al Pasaje Enríquez en todo su elongado esplendor. Se llama El Cadejo, y forma parte de la serie Redefiniciones. Su autor es Jose Manuel
del Busto.
Recuerdo esto: a lo lejos haber estado
en el Pasaje Enríquez, a un costado del parque de Quetzaltenango, en un
barcito/café, entre jipis locales y extranjeros, de esos que vienen a aprender
español, tomando un vino. Si fue vino lo bebido entonces a huevos tuvo que
haber sido hace algunos añitos, pues llevo ya doce de no ingerir alcohol o usar
drogas. Casi podría decir que fue en otra vida.
Además de ese recuerdo, tengo otros
vinculados a Xela, igual de trémulos e inexactos, casi inventados.
Tengo por ejemplo un recuerdo que me
coloca en el escenario del Teatro Municipal de Quetzaltenango, dando un
discurso o algo así, con jeta de agradecido. Y otro recuerdo en donde aparezco
de rodillas en un lugar a las afueras de Xela, llorando en medio de un frío
alógico. Otro recuerdo más me sitúa leyendo poesía en un patio lleno de bellos
ichocos (si entendían algo de lo que yo estaba diciendo, lo ignoro, pero
parecían complacidos igual). También tengo una memoria de mi persona buscando
en las calles de Xela (como un Diógenes junkie) una dosis de cocaína que a lo
mejor nunca encontré.
Recuerdos bellos y otros no tanto. Digamos
que mi relación con Xela siempre ha tenido eso de borrosa y ambigua. Xela es
como aquella antigua novia con la que salíamos hace mucho tiempo, mucho tiempo,
y cuyo rostro se ha desdibujado, de la misma manera que el mar desdibuja
malignamente el garabato de un niño en la arena.
Novias que son aviones que no volaron. Yo
tuve novias así y por cierto una de ella era, o es, de Xela, y gracias a ella, y
su familia, tuve algún acceso a la idiosincrasia quetzalteca. Era pariente
directa de aquel señor talentoso que compuso El Ferrocarril de los Altos.
Pasaje Enríquez. Les decía que tengo un
recuerdo de haber estado en ese lugar. Y lo tengo en la memoria como un pasaje
levemente surreal. En realidad, todos los pasajes son levemente surreales. “El
surrealismo nació en un pasaje”, escribió el enjundioso Walter Benjamin, y si
alguien sabía algo del tema era él.
El acierto de la foto está en la
estructura en fuga, en la simetría alucinada, en el techo lunar y solar, en la
penumbrosidad general, pero sobre todo en el perro negro en contraluz, auténtico
nahual urbano.
Como ya dije, la foto es de José Manuel
del Busto, fotógrafo. Si consultan su portafolio, se darán cuenta que tiene
imágenes de paisajes y rituales rurales que pueden muy bien ser de su interés.
Su portafolio: https://www.flickr.com/photos/joedelbustophoto/.
(Fotosíntesis publicada el 18 de julio de 2014
en Contrapoder.)
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