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Abrirse al sexo


Recuerdo que la cosa fue así: René Adolfo Girón subió a Facebook la foto de su autoría que ustedes ven (algunos posiblemente con cierta avidez) y alguien, uno de esos snitches cachurecos que abundan en esta red social, la reportó, ya saben. No le habrá gustado a nuestro anónimo delator que una mujer mostrara su hermoso cuerpo y aún menos que la tocaran no dos sino cuatro manos. Por cierto que a mí también me reportaron un GIF el otro día, un hermoso GIF que yo había subido, con sexo oral.
           
Que alguien prohíba algo es una invitación a difundirlo. Así que le dije a René Adolfo Girón que me rolara la foto en cuestión para Contrapoder, y aquí la tienen. De René Adolfo Girón ya hemos publicado otras dos fotosíntesis (“Lácteo” y “Feria y cementerio”)
           
Así pues, publico la foto no solo porque es bella (con ese claroscuro suyo tan lírico) sino también, como ya dije, porque se la bajaron a René de Facebook –a finales del año pasado, según creo recordar– y eso basta para indicar lo confinados que estamos, eróticamente hablando.
           
El otro día, Claudia Armas –mi esposa– publicaba una columna en Nómada llamada Sexual healing, en donde decía que no podemos seguir relacionándonos al sexo desde la oscuridad y la culpa. Y que es nuestra responsabilidad comenzar a sanar.
           
Es suficientemente seguro decir que en Guatemala estamos sexualmente enfermos y enfermas. Hemos de entender que solo sanará nuestra sociedad cuando sane sexualmente (en cada nivel: físico, emocional, mental y espiritual). Compréndase el sexo como una interfaz entre la salud privada y la colectiva. La cosa es tanto de adentro para afuera como de afuera para adentro.
                       
Y eso implica educación. La educación básica que se niegan a dar en las escuelas. A mí me parece por ejemplo que habría que mostrar a los chicos en el colegio a masturbar a una chica, o a otro chico. Es información útil que no olvidarían.
           
Pero nadie enseña el arte del sexo. No hemos aprendido a hacer el amor,  y eso es porque lo hemos aprendido de las peores fuentes y en los peores sitios. Necesitamos información y práctica, y con ello me refiero a información y prácticas serias. El porno por caso es lindo (a veces) pero de veras no puede darnos la clase de instrucción que necesitamos –y a menudo malinforma. Por suerte, ahora hay una infinidad de recursos a disposición, como el podcasting.
           
En lo que a mí respecta, me encuentro en estos momentos en un proceso íntimo de sanación sexual, rehabilitando territorios perdidos de mi intimidad erógena, y descubriendo otros nuevos.  En este proceso he sido llevado a todo eso del sexo sagrado.

En términos generales, tengo un compromiso espiritual serio, que me ha llevado a toda clase de alturas interesantes. Pero puede decirse que por buscar los gozos sutiles descuidé hasta cierto punto los carnales. Lo cual es una idiotez, dado que yo adoro el sexo. He sido y soy una persona muy sexual. La verdad es que lo sutil y lo corpóreo son una cosa y la misma, como bien lo indica el tantra. Dice Rumi que tal y como hagas el amor es la forma como Dios estará contigo.
           
El tantra es una forma de integrar lo alto y lo bajo, bajo el entendido de que todo es sagrado.

Aparte de esta unión entre el cielo y la tierra, también se da una unión entre lo masculino y lo femenino, cualidades espirituales que –tal y como cada quien las entienda– deben equilibrarse y honrarse mutuamente. Y ello, dadas las condiciones actuales, requiere una compensación de género. La mujer (o su equivalente en una relación entre hombres) es de veras la puerta de entrada al corazón de una nueva era sexual.
           
Por último hay otra unión, que es la unión entre la forma y el vacío. El placer, visto por las espiritualidades avejentadas como pecaminoso, aquí es visto como una poderosa y muy rápida forma de reconocer nuestra naturaleza esencial. Por supuesto es un camino, el de la iluminación erótica, que requiere íntima seriedad.

Es claro que debemos empezar a crear una cultura sexual sana, responsable y afirmativa. Sirva esta columna como una invitación a ello, una invitación a abrirse a las posibilidades creativas del sexo, que son gigantescas.


(Fotosíntesis publicada el 18 de marzo de 2016 en Contrapoder.)

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