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Mirada en Myanmar


Imágenes de Myanmar (Birmania) que nos cortan soberanamente el aliento. Ese estilo suyo de estupas oníricas, entre selvas, brumas doradas... Y ya en los templos, las imágenes búdicas de oro esencial, que algún ateo despreciaría. Pero el Buda, que está por encima del oro, bien vale el oro.
           
No quiere decir que no haya mierda en Myanmar. Así tengamos las mejores impresiones de ese país ubicado en el sudeste asiático, no podemos olvidar que ha sido un país brutalmente lastimado por la dictadura. Todos conocemos el relato de persecución que vivió Aung San Suu Kyi. Hoy se habla mucho de transición y porvenir, pero entre tantas promesas, el futuro no es que resulte tan prometedor. No si continúa el código de represión y violencia, no si sigue la explotación humana y ambiental, y menos si no se resuelven las tensiones étnicas que pueblan el país, con confrontaciones internas complicadas que no pueden ser simplificadas a bastonazos.
           
La imagen que ustedes presencian es de Jorge Uesera, viajero incansable, que por tercera vez nos comparte su talento en este espacio. Nos cuenta él mismo que la fotografía fue tomada desde un tren que recorre en circuito la ciudad de Yangón. Una buena foto, sin duda, que nos muestra a una muchachita (parece muchachita, o a lo mejor en Birmania las mujeres son así menudas, se miran todas como muchachitas) y luego en el plano de atrás a un grupo de monjes–niños. Y en ese grupo hay un monje en particular que mira de vuelta al fotógrafo, es decir que nos mira a nosotros. El fotógrafo lo ve todo y es visto, en juego de miradas, como el de Las meninas de Velázquez.
           
La foto tiene varias lecturas. Aquí les va una.
           
El grupo de monjes representa la religión, la divina renuncia. Allí los tenemos, con el kasaya monacal, gozosa cabeza rapada, pies descalzos y las manos también, que teóricamente no pueden tocar mujeres.
           
La muchachita representa la vida, también representada por el nene que lleva en brazos. La sagrada vida, caminando en chancletas. No sabemos, no podemos saber si el niño es el hermanito o ya directamente el hijo de ella. A lo mejor es su propio niño, a lo mejor Myanmar es como Guatemala, en donde no atienden como es debido el problema de los embarazos precoces y no hay educación sexual.
           
Siempre que una mujer pasa a un lado de un grupo de hombres, es un momento preñado. Aunque sean monjes. No me extrañaría que a un par de ellos se les haya puesto inquieta la genitalidad cuando pasó la hembrita, y a esa edad, más. Mujeres que nos vuelven locos o se vuelven locas. ¿No era birmana aquella loca serota que quería matar a Pablo Neruda, y que le inspiró el Tango del Viudo?
           
¿El fotógrafo qué pinta en todo esto? El fotógrafo es la mirada que mira la religión y la vida, al mismo tiempo, y que capta que la religión y la vida no son dos cosas aparte. Lo que une lo cotidiano y lo religioso es una mirada, una mirada que es retina carnal y pura luz.
           
En Birmania, los laicos están insertados en el centro de la vida religiosa. También viceversa: los monjes forman parte del sistema cultural seglar. Tanto que a veces incluso participan de modos muy interesantes en los acontecimientos históricos y políticos. Eso se vio bien claro cuando los monjes se levantaron hace unos años en las calles, contra la dictadura militar que negó la democracia, en una muestra de budismo engagé.


(Fotosíntesis publicada el 4 de marzo de 2016 en Contrapoder.)

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