Foto:
“San
Simón Narco”
Eny Roland
Le he venido
siguiendo la pista a Eny Roland (1981).
Eny ha sabido perfilarse
como un fotógrafo preciso, talentoso e intuitivo. Está claro que se convertirá
en un artista de coordenada –una manera de decir que ya lo es.
Ojo incansable,
se afana y produce bien. Recién estuvo en suelos europeos, y apuesto a que no
dejó de disparar fotos durante todo este su viaje, con ese toque artístico apasionado
que ya le conocemos.
Todo se le da.
La fotografía periodística, la comercial, la creativa. En cada uno de esos
ámbitos ha sabido dar lo suyo sin perder coherencia ni la actitud navajeante y combativa.
Eny ha pasado
por diarios y revistas amasando imágenes impresas memorables (resaltemos su
contribución para Siglo 21). En particular, es un retratista consumado, que
saca lo puro y lo impuro de las personas. Sus retratos –que siempre buscan y
encuentran una solución creativa, una atmósfera, un relato– poseen gran fuerza.
También realiza
foto de magazine, moda, diseño, arquitectura, todo eso. Eny se desplaza con
frescura y profesionalismo en el medio comercial.
Por demás, ya
ha montado varias exhibiciones, que nos revelan a un artista entregado y
despierto, oscilando entre la solemnidad y el humor, y a menudo mezclando ambas
cosas, dando resultados provocadores y para algunos escandalosos (como fuera el
caso de su participación en la última Bienal Paiz) y que comportan una crítica
cultural muy directa.
Complejidad de
temas en su obra: el cruce de lo tradicional y lo postradicional, el cuerpo (y
el desnudo), la identidad, la cultura popular, la urbe (y sus personajes y espacios
y rasgos mutantes), la temática gay, el cuerpo, la masculinidad, el deseo, la
otredad (a veces cutredad), y por supuesto la iconografía y mentalidad
religiosa (con toda su inocencia perversa, falsa moral, lóbrego fariseísmo, así
como maneras encorsetadas).
Es claro que
la estética religiosa y devocional es argumento de muchos fotógrafos, en cuenta
González Palma. Eny Roland aporta su propia lectura, más bien irónica, a ratos
resentida. Una ruta que utiliza es recontextualizar, es reconceptuar imágenes
religiosas usuales, introduciendo en ellas motivos incómodos y desacostumbrados,
y llevándolas a bordes y límites culturales sugestivos.
La imagen que
nos ha dado para esta edición de Fotosíntesis, entre el arte y el pastiche, tiene
por supuesto mucho de eso. Se llama San
Simón Narco, y es del año 2012. Hay ese San Simón, lo sabemos, que es del
hampa, de los secuestradores, de las prostitutas, mareros, extorsionistas y
transeros. Es el San Simón protector que trae dinero, sexo y poder. Eny quiso
jugar un poco con él, ofreciéndonos un San Simón pimpeado, blingueado, dolarizado:
blanco traje, oro en las cadenas, puro distinguido, guaro bien fino... Está posicionado
arriba de una caja de 18 granadas, lo cual no deja de ser galán, debajo de una
prostituta de medias muy rosadas. A lo mejor está narcocorriéndose. Se le ve en
todo caso muy feliz.
A Eny Roland
lo encuentran en muchos lados pero sobre todo lo encuentran aquí: enyroland.com.
También lo
pueden encontrar en el centro, en su virula.
(Fotosíntesis publicada el 4 de octubre de 2013.)
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