La invitación
está siempre abierta a aquellos que toman fotos a que me compartan sus cosas.
Muchos fotógrafos
amateurs, instagrammers, y tal, me van enviando sus imágenes. También los
fotógrafos consagrados mandan lo suyo.
Bueno,
algunos. Otros ni se asoman, no sé si por exquisitos. Les parecerá indigna la
sección, de mal gusto, a lo mejor. Lo cual me tiene sin cuidado. Sin mal gusto
no habría existido una banda como los Sex Pistols, por decir. No habría
existido Divine, por seguir diciendo. Esta es una sección popular, no somos
melindrosos, no le hacemos el feo a nada. Pero es que además hemos publicado
fotógrafías de mucha clase.
Y aún así, hay
quienes ni se asoman. Por ejemplo, la otra vez me encontré unos alumnos de la
Fototeca. Les hablé de la presente sección, que no conocían; los invité a
participar; les dejé mis datos; parecían estimulados. Ninguno mandó al final nada,
que yo sepa.
Igualmente,
muchos fotógrafos siempre me dicen ahí te envío algo, y todavía estoy
esperando. Yo no insisto, porque si los tengo que andar corriendo, de plano no
me interesan. Es decir: me interesan los que están interesados, por suerte
muchos y todo el tiempo.
Una cosa que
quiero decir es que si algún fotógrafo tiene una exhibición, me puede enviar
una foto de la misma, y con mucho gusto yo se la fotosintetizo, y será una
forma de promocionar la exhibición. La idea, o una idea, es hacer ruido, dar a
conocer la fotografía local.
Dos
Desde luego,
hay quienes ya saben esto, como Juan Pensamiento, que cura–colabora en el
Centro Cultural La Casa, y me ha enviado material de una muestra que está
corriendo ahí por estos días. Se llama “El que encuentra una flor”, y es de la
fotógrafa Ana Cecilia Cobar Falla (ACCF).
Conocí a ACCF,
me parece, en Siglo 21, donde trabajaba hasta hace unos años. Se me había
encargado una crónica que trataba de un recorrido por todas las estaciones del
Transmetro. (La crónica lleva por nombre Chupando
las ubres de la loba, encontrándola ustedes en mi blog Las páginas vulgares.) Así pues, estuvimos con ACCF en un montón de
lugares de la ciudad, como El Guarda, como el CENMA, en donde por cierto me
tomó una foto, que guardo en algún fólder de la compu.
ACCF es una
fotógrafa con experiencia. En periodismo cultural para empezar: su paso por S21
dejó una estela de fotos, de la cuales hemos visto que tiene muy buenos
retratos. Notables son aquellos que hiciera de Efraín Recinos.
Aparte, ha
hecho fotografía artística. La exhibición que presenta en La Casa nos acerca específicamente
al desnudo masculino, y el modelo aparece entre delicadísimas flores, exhibiendo
su picha violácea, que nos mira desde su ojito coqueto.
Me hizo
recordar que una vez, cuando yo era chavito, el fotógrafo Daniel Hernández (que
por cierto por estos días abrió una muestra) me propuso un desnudo fotográfico,
que no hice. No es mi onda. No podría yo hacer como el modelo de ACCF y
establecer así casual una erección sobre una flor amarilla, una orquídea.
Todas las
flores en las fotos son orquídeas, que como se sabe tienen eso de vulvas (hay
una foto de una lengua del man buscando el pétalo vúlvico). Según un texto del
crítico Miguel Flores, esta serie pone en escena el varón frágil, indefenso y
proclive al amor.
El varón, en
efecto, es materia débil. El pene podrá estar duro como el hierro, pero siempre
será muy delicado. Por tanto no hay por qué molerlo de un leñazo, en plan Antichrist. Ni por qué autocortarlo con
un cuchillo de cortar pavo, como en La
última mujer. No sé si me explico.
Pensamiento me
envió varias fotos y escogí la presente porque no era demasiado explícita para
la revista sin ser totalmente implícita.
Pueden ustedes
ver la exhibición toda de ACCF en el Centro Cultural La Casa (3 calle 3–59 zona
1), eso hasta el 15 de febrero.
(Fotosíntesis publicada el 5 de febrero de
2016 en Contrapoder.)
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