Sabemos que los choferes, una vez asesinados, salen espiritualmente de sus cuerpos y contemplan un buen rato la escena del crimen, la camioneta en donde los dejaron todos plomaceados y sangrientos, por eso de no pagar la extorsión.
El chofer, el finado, da una vuelta
entre los observadores y los empleados del MP, luego contempla un rato su
propio cadáver–colador que primero está desplomado sobre el timón y luego, por
su peso contundente, se desliza en cámara lenta hacia la escalerilla del bus,
ocluyendo el tránsito de los pasajeros horrorizados. En fin, el chofer, ya
desencarnado, contempla al bombero, contempla la muchedumbre que atestigua muda
o parlante la atmósfera del asesinato, contempla también la cinta que dice:
ZONA RESTRINGIDA. Lo mira todo. Luego sube al cielo de los choferes de
camioneta, que existe.
Para mientras, nosotros lloramos a todos
estos pilotos que fueron depravada, apocalípticamente arrancados de su existencia,
una existencia que no era ya de sí fácil, para empezar. ¡Cuánta miseria es la
miseria de esta caricatura de país, que no puede ni siquiera con un opaco
puñado de extorsionistas!
La foto presentada en esta edición de
Fotosíntesis nos da una imagen de uno de estos buses–escenas–de–crimen.
Pertenece al fotoperiodista Jesús Alfonso (Chus, cariñosamente) quien me envió su
portafolio de flickr para que eligiera una imagen para la presente sección. Terminé
eligiendo la que ven pues me serviría para hablar un poco de nuestros
pilotos asesinados, ofrecidos en holocausto a la violencia de las rutas urbanas
y las rurales. Nos gusta por la manera en que captura la cinta policiaca, y por
la borrosidad de la camioneta misma, en un segundo plano. Duro trabajo el del
fotoperiodista –del necrofotoperiodista– que debe captar con magisterio estas
infernales, vomitivas expresiones de nuestra realidad, y transformarlas en
información significativa.
Chus es muy consistente como fotógrafo,
como se ve en sus continuas aportaciones periodísticas. A Chus lo conocí varios
años atrás en El Periódico, en donde laboramos juntos. Uno de los mejores
retratos fotográficos que me han hecho en vida me lo hizo él. Un tipo con mucho
oficio, siempre pendiente de la composición, de alear una forma y un efecto, en
búsqueda del “momento decisivo”. Pueden visitar su portafolio de flickr, que
comporta fotos personales de archivo (www.flickr.com/jesusalfonso)
y darse una idea de la clase de trabajo que hace. Muchas fotos meritorias, en
ese lugar.
Casi puedo ver a Chus en el momento en
que tomó la presente foto: el gesto contundente y mágico suyo de emplazar la
cámara, el disparo formal cristalizando la escena en el recuadro digital. Quizá
muy cerca de él estaba aún el piloto asesinado, rondando, en su forma sutil o
extracorpórea, antes de subir al cielo hermoso, el hermoso cielo de los
choferes muertos.
(Esta Fotosíntesis no fue publicada en ContraPoder, siendo la razón que el fotógrafo nunca facilitó la imágen.)
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