Foto:
Liggia
García
1.
Es una foto de Macbeth, el caballo, que
al parecer está muerto. Es una foto de Macbeth, el caballo, desenredado de carne,
puro hueso. Es una foto de Macbeth, el caballo, con sus dientes ecuestres en
fila, la cuenca orbitaria muy vacía, viéndonos alegre. Es una foto de Macbeth,
el caballo, o más bien de su calavera, en una pila, típica pila de esas en
donde se lava la ropa, y allí lavaron acaso el cráneo contundente de Macbeth,
el caballo.
Le llevaba yo muchas ganas a esta foto,
desde que Liggia García, su autora, me la mostró. Quizá por sus muchos matices
de blanco y de negro. Por el encuadre natural que da la pila a la sesera de la
bestia. Nos gustó que haya algo tan cotidiano como una pila –una pila
pigmentada, texturada, cancerada– recibiendo la cabeza exagerada de un caballo.
Y el hueso que asoma, abajo.
Por ser necrofan, por ser fan de lo
difunto, como ya quedó establecido en una Fotosíntesis reciente (buscar “Zanate
muerto”), es que he publicado hoy esta imagen de Liggia García, a quien también
por lo visto le gusta el arte oscurito. Y si le puso Macbeth a Macbeth, el
caballo, por algo habrá sido.
Son –lo inferimos– los pies de la misma
Liggia García los que se ven en la pila, mojados y desnudos. Inferimos que
Liggia García se subió a la pila, para tomar la foto.
Que nos explique la misma Liggia García qué
está pasando aquí.
2.
Y Liggia García explica:
Que el día que vio a Macbeth, el
caballo, la primera vez fue el día en que desahuciaron a su tío, que estaba
enfermo de cáncer.
Que Macbeth, el caballo, murió en el
campo de tiro de la zona militar de Jutiapa, hace unos meses.
Que lo vio ser comido por los buitres.
Que presenció su proceso de
descomposición desde la ventana del bus que la lleva todos los días a la
capital.
Que el cuatro de octubre del pasado año –fecha en que el tío cumplió un mes de fallecido– se hizo pasar por una
estudiante de veterinaria y solicitó a la comandancia del palacio militar que
le donaran el esqueleto de Macbeth, el caballo.
Que lo recogió de una charca.
Que en el proceso hubo vigilancia
militar y entre los estruendos de los disparos anduvo descalza dentro de la
laguneta, recolectado los huesos del animal.
Que un teniente la sacó en sus hombros
del lugar, mientras un soldado la ayudó a cargar el costal con huesos, y caminaron
descalzos por la orilla de la carretera hasta llegar al palacio militar.
Que ella se acostumbró a la muerte
luego de perder a cuatro miembros de su hogar, a razón de uno por año, por el
citado cáncer.
Que para ella, para Liggia García, Macbeth, el caballo, es entonces un enviado,
un símbolo, una promesa sobre algo que no puede odiar, un proceso que aprendió
a respetar e incluso considera hermoso, por más ominoso que parezca.
Que es una estudiante de artes visuales en la USAC, y la fotografía se ha convertido en una forma de documentar y revelar todos aquellos sucesos extraños que le suceden en la vida, en su entorno y en sus delirios oníricos.
(Fotosíntesis publicada el 3 de enero de 2014.)
Ella, descalza y frágil, desafía el cancer que se come a los vivos.
ResponderBorrarJorgeGuerra