En su repertorio de imágenes encontraremos
escenas de la Guatemala nuestra: procesiones, paisajes, rostros, niños.
Cotidianidad ritualizada por el evento religioso y cultural, y ritualizada por
la cotidianidad misma. También escenarios naturales y landmarks urbanos (el
teatro, el palacio, iglesia o parque).
Y desnudos.
Como el desnudo que nos ha dado para
esta edición de Fotosíntesis, y que ha titulado así: “Larisa”.
Quise fotosintetizar esta imagen porque
en tiempos de pornografía sin misterio, se aprecia una pieza fina de erotismo.
Allí está ella: el rostro cubierto, con
ese pudor que tienen a veces los rostros, cuando lo demás es descubierto.
Dan ganas de extender la mano,
introducirla en esa pequeña sombra de ella, deslizarla por la frontera núbil de
su muslo, acatar el temblor contenido de su pierna toda.
Caricia, cuerpo, curva.
Poema, pliegue, pezón.
Y tanta blancura. Blancura más blanca
que las sábanas blancas (luego siempre sucias, erógenas, calientes e
infinitas).
El universo sensual y lácteo de la
mujer.
De la mujer en esta precisa foto
ignoramos qué tan bella es en realidad, en persona, pero se nota que el
fotógrafo la capturó aquí en un momento privilegiado.
Tiene, esta imagen, un cierto contraste
o resplandor que a veces hemos visto en los cuadros del maestro Moisés Barrios,
y que apreciamos mucho.
Escogimos la foto porque nos gusta, para
empezar, y porque esta revista llamada ContraPoder a lo mejor merece un poco
más de piel, de abierto deseo.
Y porque, como dice la maestra tántrica
Margot Anand, la verdad es erótica.
Y porque en tiempos de pornografía
explotadora, sádica y agresiva, en donde todo se muestra y nada se revela, se
aprecia un poco de sexualidad fina, sin violencia, contemplativa, de excitante
calma. Seducción no de taladro, sino reposada. La foto no lo enseña exactamente
todo, verán, pero todo queda más que dicho, rendido.
Si quieren ver el flickr de René Adolfo
Girón, pueden ingresar al siguiente link:
(Fotosíntesis publicada el 1 de
noviembre de 2013.)
Ella
ResponderBorrarEntró, se desnudó y se durmió acariciada por el calor intenso de las láminas calentadas al sol de medio día del Viernes Santo: estaba cansada de tantos colores regados por el suelo y desconsolada al ver tanta basura luego de los estallidos de arte.
Entré y me derretí frente a la visión láctea con aroma a corozo.