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La lluvia trae el amor, a veces



CRÉDITO:
Luis Soto

La lluvia es nuestra, es de ellos, es de nadie. Pero sobre todo de ellos, los amorosos, de quien ya el poeta nos ha dicho que tienen serpientes en lugar de brazos. Es posible, es posible. Pero también es lo de menos. Bajo el paraguas suficiente, queriéndose, tanto nos recuerdan, con sus besos intactos, que el amor es el remedio que anticipa y prefigura a las otras medicinas. Para mientras, de los cables urbanos cuelgan las gotas milagrosas. En los charcos, los ángeles fríos se ven a sí mismos cuando envidian a los inagotables caminantes. En alguna calle lejana y conjugada, el cuerpo sin grito de Doisneau jamás termina de pudrirse. La lluvia trae el amor, a veces. Otras, lo que trae es la noche.


(Fotosíntesis publicada el 28 de junio de 2013.)

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